Una reflexión enearista desde “La Punta de la Lengua”


Ambiciosa y perezosamente una pregunta que me salta a la imaginación es preguntarme ¿Cuál es la pregunta que debiera contener el devenir de “La Punta de la Lengua”?... alguna vez un profesor nos decía en una clase que quizás una de las cuestiones más importantes que lxs seres humanxs debiéramos llegar a pensar es en la posibilidad de hacernos preguntas… y hasta quizás no en la posibilidad de llegar a concebirnos respuestas, ya que serían las preguntas las que nos abrirían nuevas sendas para el paso a otros lugares de reflexión…
Sin embargo, me cruzo con la interrogante de que si la humanidad se concibe a sí misma siempre en términos binarios como lo son las categorías: hombre y mujer, masculino y femenino, blanco y negro, bueno y malo, arriba y abajo, izquierda y derecha, delante y atrás, heterosexual y homosexual, gay y lesbiana, machismo y feminismo, pobre y rico, verdadero y falso, deberes y derechos, activo y pasivo, lo uno y lo otro, yo y el ello, aquí y allá, etc. y etc; no podríamos pensar que es quizás responsable el lenguaje el que insiste en enfatizar esas diferencias?, ¿no sería acaso esta virtud del lenguaje la que perpetuaría las diferencias de género, de raza, de clases, políticas, etcétera?, si fuese así, “preguntas y respuestas” obedecerían a la misma lógica… alguien a quien le hablaba de esto, me preguntaba qué pasaba con las posturas centrales, como lo sería por ejemplo una posición política de centro, entre la izquierda y la derecha, ¿no era ya ésta una dimensión distinta?... mi respuesta ante esa pregunta fue negativa, ya que correspondería a una mixtura entre ambas, resultante de ambas polaridades, y por tanto perpetuaría el binarismo… otra persona me preguntó si acaso la abstracción era algo que nos permitiría concebir una nueva dimensión… ante esta pregunta le respondí que tampoco lo era, ya que pretender objetividad ante dos posiciones opuestas era concebir a estas dos como una posición ubicada en un lugar distinto a quien se abstrae, perpetuando siempre el binario, en este caso, la posición de quien se abstrae y el(los) objeto(s) de estudio.
Creo que el gran problema que genera el binario es siempre enfatizar la importancia que tiene un lugar por sobre el otro, dejando al otro lugar desprovisto de la importancia necesaria para producir un equilibrio.
La balanza es siempre inestable, debido siempre a la valoración de un lugar por sobre el otro.
Sin embargo, creo que han sido las matemáticas las que se han acercado más rápidamente a este desafío… en esta disciplina se establecen relaciones trinarias, cuaternarias, etcétera. Pensando en que fuese posible llegar a concebir una sociedad en la que se permitan libremente sociedades más justas, creo sostenidamente que ésta, la sociedad, debe generarse a partir de una pluralidad cuántica de las relaciones, es decir, permitir que las relaciones entre personas puedan darse también entre 3, entre 4, entre 5, etc., y comunidades completas polivinculantes. Esta forma de comprender la sociedad es aquella que desestabilizaría el modelo patriarcal dominante, rompería los esquemas típicos de comprensión de lo que significa el estado, y por ende la política, la religión, el sexo, la biología, los cuerpos, etc., todo aquello que somete.
Como entendemos que es el lenguaje el que crea y transforma realidades, conforma dimensiones de realidad distintas y configura el mundo, es éste el responsable de nuestra historia de luchas, de rebeliones, de opresiones y de revoluciones.
Sin embargo, resulta imposible poder comprender o explicar cómo las relaciones polivinculantes serían aquellas las que nos permitirían bi-focalizarnos, trifocalizarnos o ene-focalizarnos simultáneamente, ya que para ello sería menester utilizar el lenguaje habitual y binario necesitando obligatoriamente poder proyectar múltiples dimensiones en nuestro lenguaje binarista, haciendo imposible la comprensión de estas sospechas.
No obstante, habría que ser cuidadosxs de no caer en falsas relaciones como aquellas que enfaticen relaciones de poder como las que se darían entre un hombre y su harem, ya que aquí cada mujer estaría vinculada afectiva y eróticamente sólo a una persona y no entre ellas, perpetuando el lugar de ese hombre a una posición de poder, por consiguiente las relaciones polivinculantes debieran poder superar este binarismo, colocando a cada sujetx en un lugar de relación con cada unx del resto, con las partes y con la totalidad del resto. En este caso, una relación polivinculante siempre traería consigo subrelaciones binarias entre personas del mismo sexo y por consiguiente la liberación sexual sería una reivindicación central en el devenir de las relaciones binarias a las enearias.
A causa de las nuevas poli-relaciones humanas, el lenguaje necesariamente cambiaría a polilenguaje para ajustarse a las nuevas complejidades que traerían estas nuevas policomprensiones y desde este momento en adelante la comprensión de las humanidades no volvería a ser nunca más binaria, sino una enearia.

Cristian Cerón Prieto

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